Soy el el el abuelo de Ricardo, Albano Millar,
y si me despierto, será tan temprano,
que me habré echado en vano,
pues ni me habrá dado tiempo de soñar.
Mi vida es aburrida, tediosa,
me esfuerzo por recordar lo que no puedo,
un amigo, un lugar o alguna diosa,
se me mezcla todo y ahí me enredo.
No recuerdo que comí ni que decidir comer,
las comidas se presentan en mi memoria,
en un profundo obscuro, como en moria,
donde todo se confunde y no puedo ver.
Lo que menos entiendo es como recuerdo,
algo que no me gusta y lo que si, enseguida lo pierdo,
y me atasco en cosas que no se,
y lo que sé, se se se se me complica,
y la lengua se me agarrota,
y así se me termina la vida.
Y me sé cosas que no quiero saber, que quisiera olvidar,
y tengo vacíos sobre mis canciones preferidas,
De la de “o sole mio”? se pueden acordar?
bueno puedo yo ya no. Ya solo queda una herida.
Y no veo bien de lejos,
si estás a más de 3 metros, no existes.
pero aquellos viejos en espejos azulejos,
se me presentan a todas horas,
con caras caídas y ojos tristes.
Por eso Bernardo -Abuelo era Ricardo-
que hijo de puta bastardo,
cuando me vaya, aléjate unos pasos,
no por cobardía, como un gesto de cariño,
que ya sabes que aunque siempre te riño,
de ti, nunca me olvidaré, Gerardo.