Lucho en el inhóspito territorio
del verso fugitivo.
Con expresión forzada,
reprendo el trazo improvisado para exorcizar
la creativa nota.
La anochecida inspiración se aleja,
desagradecida, saltando de rama en rama.
Es entonces, y solo entonces,
cuando me doy cuenta de que habito
en el árido descampado de la noche
más blanca:
mecenas consciente del fruto
obstaculizador.
Intento silenciar mi espacio emocional…
Vuelvo a mi labor como creador.
Fernando Giraldo

